Las fiestas ilegales son la gran preocupación de muchos anfitriones, sobre todo aquellos cuyas propiedades están situadas cerca de zonas de ocio o que, por su tamaño, se prestan a ser el blanco de individuos con ganas de organizar juergas multitudinarias.
Si bien el problema siempre ha existido, durante la época de la pandemia y el confinamiento alcanzó dimensiones mucho mayores, tales que grandes del sector como Airbnb se decidieron a tomar medidas.
La compañía puso en marcha en agosto de 2020 un programa piloto por el cual restringía las reservas de huéspedes menores de 25 años si éstas eran para un alojamiento demasiado cercano a su lugar de residencia. Según sus propios datos, el programa ha funcionado, bloqueando más de 50.000 reservas problemáticas desde su inicio y hasta agosto de 2021.
Con todo, el problema sigue “vivito y coleando”, motivo por el cuál en Lodgify nos hemos decidido a realizar un informe en colaboración con Minut, centrado en las fiestas ilegales en alojamientos turísticos de España y Latinoamérica. Hemos preguntado a más de 70 anfitriones y gestores de propiedades cuáles han sido sus experiencias más rocambolescas, y qué harían para que no les ocurriese de nuevo.
Si quieres conocer los mejores consejos para evitar fiestas ilegales en tu alojamiento, puedes descargarlos gratis introduciendo tu nombre y el correo electrónico donde los quieres recibir en el formulario que aparece debajo.
¿Suena interesante? Sigue leyendo para conocer algunos de los datos más importantes que hemos descubierto sobre las fiestas ilegales y reírte un poco con algunas de las historias más increíbles. Recuerda: si quieres saber cómo evitarlas, ¡sólo tienes que descargar nuestros consejos!
¿Cómo es el panorama de las fiestas ilegales en alojamientos turísticos?
Si aún necesitas que te convenzan de la importancia de evitar que se produzcan fiestas en tu alquiler vacacional, presta atención a este dato: de media, los anfitriones que participaron en nuestra encuesta tuvieron que afrontar una media de 1.113 € en concepto de daños causados por los huéspedes.
Sin embargo, bien es sabido que las medias tienden a contar sólo una parte de la verdad. Al investigar los datos más a fondo, nos hemos encontrado con unos cuantos casos de anfitriones que han tenido que pagar entre 3.000 € y 6.000 € para reparar su alojamiento. ¡Para echarse a temblar!
Tampoco es que las fiestas sean una ocurrencia tan atípica: el 43% de los participantes en nuestra encuesta declaró haber sufrido al menos una celebración ilegal en su alojamiento en los últimos dos años, un problema agravado debido a que sólo un 36% utiliza alguna herramienta para prevenirlas.
Por último, queríamos saber cuáles son las medidas de prevención más comunes entre aquellos que sí hacen uso de ellas. Nuestro estudio en colaboración con Minut nos ha permitido saber que casi la mitad de estos anfitriones (43%) utilizan cámaras para vigilar su propiedad, mientras que un 21% también opta por instalar medidores de ruido.
Otras opciones menos frecuentes son contar con la ayuda de los vecinos, contratar seguridad privada o utilizar un sistema de verificación de huéspedes como SUPERHOG.
Top 5: las peores fiestas ilegales en alquileres turísticos
¿Creías que ya lo habías visto todo? Descubre hasta qué punto una minoría de huéspedes puede llegar a hacer en nombre de la diversión en las próximas líneas.
1. La “quinceañera” del infierno
Nuestra primera historia viene de México, de la mano de Suites Ecológicas La Jacaranda. La anfitriona, Gema, acababa de abrir su alquiler vacacional al público: nadie se había alojado en él hasta entonces. La ropa de cama era nueva, la cocina se había hecho a medida e incluso había una obra de arte original dentro de la propiedad.
Gema recibió una reserva de una familia de cuatro (2 padres y 2 hijas) para una sola noche, no necesariamente sospechosa. Sin embargo, tras entrar en el alojamiento, los padres se retiraron y dejaron a las chicas solas, que invitaron a otros jóvenes para celebrar la “quinceañera” de una de ellas, una celebración tradicional mexicana.
El resultado, en palabras de Gema:
“Se pasaron toda la noche bebiendo y con la música a todo volumen. A la mañana siguiente, me encuentro con que habían dejado el apartamento lleno de confeti de colores, que se había colado a todos los muebles de la casa.
El techo también tenía desperfectos, ya que habían pegado globos con cinta adhesiva y, al despegarla, arrancaron la pintura. En algún momento, la hija mayor quiso salir con el coche y lo empotró contra el muro, agujereándolo.
Un desastre de noche en un apartamento totalmente nuevo y hermoso.”
Gema se quejó a la persona que había formalizado la reserva, la madre de las chicas, que afortunadamente se hizo cargo de los daños. Sin embargo, 3 años después, esta anfitriona sigue encontrando restos de confeti en la propiedad.
2. Póker de locos
Daniela, copropietaria de Skol Apartments Marbella, tiene historias para dar y tomar.
Una de las más estrambóticas es la de un grupo de jugadores de póker, ya de cierta edad, que tras volver del casino trajeron “señoritas de compañía” al alojamiento y empezaron a poner música. Lo peor de todo es que en el apartamento de enfrente se estaba dando una situación similar, y ambos grupos empezaron a montar escándalo entre ellos. Los vecinos, hartos de no poder dormir, acabaron llamando a la policía.
Otra experiencia increíble (en el mal sentido) se dió durante una despedida de soltero. Los integrantes de este grupo pensaron que la propiedad era “perfecta para una sesión de ‘sexo, drogas y rock&roll’. Llegaron pasadísimos de fiesta, rompieron un ascensor y, por si fuera poco, se liaron entre ellos a puñetazos y acabaron ensangrentados”.
Por último, Daniela también ha visto cómo un grupo de huéspedes de alrededor de 60 años decidían “bañarse desnudos en la piscina común de la urbanización, durante el mes de febrero y a la vista de 200 apartamentos”. Ver para creer.
3. Un cumpleaños ¿o una rave?
Que nadie diga que los gallegos no saben cómo montar una fiesta. Ricardo, propietario de Casa dos Laranxos, en O Salnés (Pontevedra), nos cuenta su experiencia con lo que aparentemente iba a ser un cumpleaños, pero acabó resultando ser toda una rave con DJ incluido.
“Los huéspedes nos dijeron que iban a organizar un cumpleaños para 8 personas, pero en realidad montaron una rave con la intención de alargarla desde la madrugada del sábado hasta el lunes al mediodía, 36 horas de chunda-chunda sin parar” – dice Ricardo.
“Los vecinos, que habían pasado el finde fuera, volvieron el lunes a las 8:30h y me avisaron. Cuando llegué a la casa, me encontré con un portero pidiéndome entrada (¡a mi propia casa!), al DJ pinchando en la cocina y a todo el personal con sus cervecitas y cubatas. Los organizadores hasta habían preparado entradas y flyers… ¡De locos! El responsable de la reserva nunca dió la cara, y yo me pasé más de tres meses recogiendo colillas, vasos de plástico y pajitas del jardín.”
4. La piscina swinger
El propietario de un apartamento turístico en Ibiza descubrió por las malas la importancia de verificar quién se aloja en tu propiedad. Los huéspedes eran tres parejas de mediana edad, que visitaban por primera vez la isla y, aparentemente, lo hacían con idea de celebrar el cumpleaños de uno de los integrantes del grupo.
Todo parecía ir por el buen camino, y es que los viajeros se mostraron inicialmente muy educados. Sin embargo, el anfitrión protagonista de esta historia cometió un grave error: comentar verbalmente las reglas del alquiler vacacional, en lugar de hacer que sus huéspedes las firmasen.
Las consecuencias, en palabras del propietario, fueron las siguientes:
“Esa misma noche y a las 3 de la madrugada, recibí varias llamadas de los vecinos quejándose del volumen de la música, risas y gritos provenientes de mi alojamiento.
Resulta que las parejas eran ‘swingers’, y montaron una fiesta sexual en mi piscina.
Al día siguiente, estaba llena de botellas, vasos e hinchables flotando. Había colillas de cigarrillos desperdigadas por todo el jardín, e incluso juguetes sexuales tirados (!)”
A pesar de lo surrealista de la historia, no hubo que lamentar demasiados daños. Lo peor de todo fueron, sin duda, las quejas de los vecinos, y el hecho de saber lo que había pasado en la piscina aquella fatídica noche.
Desde entonces, el propietario de este apartamento es mucho más precavido con las reservas, y ha instalado un dispositivo de control de ruidos que le permite enterarse de cualquier problema antes de que le llamen los vecinos.
5. Promoción especial: pague por 6, aloje a 50
Javier, propietario de Co-Hosting Chile, recibió una reserva a través de Airbnb de parte de un huésped que se había registrado en la plataforma hace poco menos de un mes. Si bien en si mismo esto no es motivo para rechazar una reserva, sí puede ser indicativo de que sería prudente investigar al huésped un poco más a fondo.
El viajero en cuestión hizo una reserva para 6 personas, pero al final acabaron entrando más de 50 fiesteros en la casa que, por supuesto, atascaron la calle al aparcar sus coches en el medio y medio. Javier es gestor de alquileres vacacionales, por lo que el problema ya no era sólo suyo, sino que afectaba a quien le había confiado la gestión de su propiedad.
Al día siguiente, la estampa era sobrecogedora: la casa hecha un auténtico vertedero, cosas rotas por doquier e incluso faltaban artículos con especial valor emocional. Javier intentó sin éxito contactar al huésped, por lo que el siguiente paso fue denunciar al individuo en Airbnb, que fue expulsado de la plataforma.
Asimismo, Airbnb reembolsó al propietario del inmueble el valor de los objetos robados (algo más de 200 €). Sin embargo, desde entonces Javier lo tiene claro: ¡mucho ojo con las reservas de huéspedes primerizos!
Metodología: ¿cómo hemos elaborado este estudio?
Este informe ha sido realizado en colaboración con Minut, una empresa sueca que ha desarrollado un sistema de seguridad para alquileres vacacionales basado en la detección de ruidos, evitando así invadir la privacidad de los huéspedes.
El informe ha contado con la participación de más de 70 propietarios y gestores, que nos han contado desinteresadamente sus experiencias con un tema de especial relevancia para los anfitriones. El 52% de ellos son propietarios de un único alojamiento, mientras que el 48% restante gestiona múltiples propiedades (de media, unas 14).
¿Te ha resultado interesante nuestro estudio? Cuéntanoslo en los comentarios, ¡y no te olvides de descargar nuestro PDF gratuito con los mejores consejos de propietarios para prevenir las fiestas ilegales!
